Viernes en la gran ciudad.
El sol tarda exactamente
8 minutos y 19 segundos
en iluminar el descontento colectivo.
Voy a la moda
caminando por la calle
con la voluntad de un espantapájaros.
Llego al metro
todos tenemos miedo de mirarnos a los ojos,
somos muertos vivientes,
la única cosa verdaderamente viva en mi vagón
es un chihuaha encerrado en un kennel de lynon.
De pronto
entra un tipo,
comienza a cantar,
lleva en la mano un sombrero
en el que nadie ha depositado dinero;
nadie quiere oírlo,
a nadie le importa oírlo.
La canción
se llama “Sonríe”.
La verdad
nadie sonríe,
nadie ve al tipo,
nadie le escucha,
a nadie le importa.
Él también está muerto,
él también está en boga
todos lo sabemos,
sólo que él
intenta disimular cantando.
Al llegar a la estación siguiente
antes de que abran las puertas
el tipo nos habla de su abuelita:
“Ella me decía que nuestras sonrisas
hacen eco en el mundo
pero nuestras lágrimas
son para nosotros solos”, afirma.
Las puertas del vagón abren
y el tipo se baja.
Definitivamente su abuelita
era una hija de puta.
martes, 11 de marzo de 2014
lunes, 10 de marzo de 2014
Silencio
todo lo que se marchita
lo hace en silencio
y
estoy
callado
lo hace en silencio
y
estoy
callado
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Crónicas del Hígado Encebollado,
Silencio,
Vicente Forte Sillié
Temporada de caza
la culpa
es cazadora
de
prepotencias
domingo, 9 de marzo de 2014
Valor nutricional
comamos
del mismo plato
mordamos
todo este polvo
juntos
sábado, 8 de marzo de 2014
Prepotencia
es cierto
he querido arreglar
lo irremediable
y eso
me hace
un prepotente
jueves, 6 de marzo de 2014
Ladrillo
yo sigo en el mismo lugar
inamovible
porque me cayó encima
la convicción
con su cemento
inamovible
porque me cayó encima
la convicción
con su cemento
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Vicente Forte Sillié
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