quizás no soy digno
de que entres en mi casa
pero
por favor
revísate los pies
antes de entrar:
pueda que los traigas sucios
del barro de tu morada
del polvo del prejuicio
del cieno de tu propia confianza
por favor
evítame el esfuerzo
de tener que restregar
la mancha de tu soberbia
Dedicado a esos críticos de oficio que deambulan como hienas hambrientas en las redes, siempre buscando, hurgando, chequeando lo que haces, escribes y dices, para luego tomarse el tiempo de opinar, juzgar y denigrar desde su propio sentimiento de carencia e insatisfacción, creyendo que por eso se convierten en seres interesantes o inteligentes. Para ellos y sus acólitos del morbo y el hastío. Que lo disfruten.