hay voces
que crecen tanto
que dejan sin espacio
las cabezas que habitan
el eco
la reflexión
la indignación
el análisis
no son posibles
en estas cabezas
porque la voz se hace
hábitat y habitante
el hacinamiento se hace monoteísta
la voluntad esclava
la duda se convierte en miedo
y un día cualquiera
cuando el reino de la voz
se nos hace imperio
dejamos de ser consciencia
para ser
personalidad
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