èl la amó
con regocijo
con deseo
como se ama una botella de cerveza fría;
un día ella se acabó
y él tiró la botella
contra la pared;
ella quedó hecha añicos,
él aprendió que el dolor
que más duele
es el que se clava
en trozos pequeños.
La mancha de cerveza
que quedó en la pared
todavía sigue hermosa
2 comentarios:
cómo termine aca ? jajajaja, buen poema
Gracias, saludos
Publicar un comentario