miércoles, 8 de julio de 2020

Antropológico Existencial

Un hombre es, en  esencia, una soledad ontológica. Poco importa lo que haga, poco importa el cómo, el cuándo, los por qué, la historia, el dónde, que lo haga en grupo o lo haga solo: el hombre verdadero se consigue cuando está solo, solo de sí y de todas las cosas. El hombre es lo que realmente es cuando cierra los ojos para dormir. Antes de dormirse se ve a sí mismo, esa es su realidad verdadera, actual e infinita, ese momento sin vida ni muerte, ni cosas, ni nombres, ni etiquetas, donde los pensamientos, si los hay, son inservibles. Es el momento del hombre vacuo, del hombre agujero negro, de la soledad viéndose a sí misma. Ese es el verdadero hombre, una soledad, un vacío, una decisión que todavía no se ha decidido.

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