Rabia de la guarda
dura compañía
no me desampares
ni de noche
ni de día
que sea tu potencia
mi directa guía
sálvame
del miedo,
la tristeza,
la injusticia,
de nuestro día a día.
Que tu espada de fuego
nunca pierda flama
y aunque me quemes
las dos manos y la calma
no me dejes solo
en la noche fría
que en resignación
yo me perdería.
Amén.
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